¿Cómo te vas a imaginar que tu hijo se va a suicidar, si lo tiene todo y lo quieres más que a nada en el mundo?»
Padres de dos alumnos que se quitaron la vida denuncian la inacción de los centros de Barcelona, de la misma congregación religiosa, para protegerlos
Barcelona Actualizado:Están muertos en vida. Son José Manuel y María José, padres de Kira; y Silvia y José María, padres de Óscar. Ambos se quitaron la vida. Estudiaban en colegios de la congregación Pare Manyanet en Barcelona. Ella en el barrio de Sant Andreu y él en Les Corts. No se conocían de nada, pero ahora sus progenitores se han unido para saber qué empujó a sus hijos al suicidio y reclamar responsabilidades al centro. Quieren respuesta, justicia y evitar que su caso se repita.
José Manuel López enseña fotos de su hija Kira. En la pantalla del móvil se observa a una niña sonriente, alta, y con una larga melena. Se suicidó el pasado mayo, con 15
años, tras ser víctima de acoso escolar, según sospechan sus padres e investigan los Mossos d'Esquadra. Sus progenitores denunciaron que era víctima de bullying cuando solo tenía cinco años y comenzó a llegar de clase con moratones. Pese a un curso difícil, la batalla para librar a la niña de los abusones —sufrió incluso amenazas de muerte, explica María José— dio resultado, y continuó con su formación en la misma escuela.
El centro, relata su madre, tenía los informes de la psicóloga que avaló el sufrimiento de la niña, pero ahora el Pare Manyanet asegura no haberlos guardado, y es que por entonces la ley no obligaba a ello. «Nosotros tenemos las pruebas, pero te das cuenta de que intentan taparlo todo», cuenta la progenitora, que subraya que Kira «no era una niña sin amigos. Era presumida, con unas notas excelentes. No había nada que indicara que podía llegar a eso», a quitarse la vida. «¿Cómo te vas a imaginar que tu hijo se va a suicidar si está muy bien en casa, lo tiene todo y lo quieres más que a nada en el mundo?», cuestiona José Manuel.
El mismo perfil que Óscar, cuentan sus padres. «Parecía que estaba bien. Sus amigos siempre venían a casa, y era un niño de notas muy altas», explica Silvia, su progenitora. Por entonces no sospecharon nada extraño, pero cuando cursaba 4º de ESO, el joven comenzó a faltar al colegio. «Se quedaba en cama, y no quería ir. Desde el centro nos decían que era muy inteligente y que quizá se aburría en clase. Al final le aprobaron aunque el último trimestre apenas fue. Ahora sabemos que es porque algo pasaba en el colegio».
Después de que un informático localizase 39 gigas de material pedófilo en el ordenador de personal de un sacerdote del centro en Sant Andreu —información que avanzó 'El Periódico'- se encendieron las alarmas de los padres de Óscar: el cura había sido su profesor de religión en Les Corts. José María y Silvia habían leído unos mensajes en los que su hijo manifestó a una chica que había sufrido una experiencia traumática de pequeño de la que nunca había hablado. Creen que fue víctima de abusos sexuales cuando era pequeño.
Sospechas de acoso
El caso de Óscar se trató en 2019 como una desaparición. Tenía 21 años y los Mossos localizaron su cuerpo sin vida en l'Estartit (Gerona) unos días después. Pero la suma de los mensajes y el material hallado en casa del sacerdote, llevaron a los padres a contactar con la policía de nuevo. Ahora los investigadores tratan de dilucidar si entre las imágenes se encuentra alguna del chico. Los padres todavía no han cursado una denuncia formal, y tienen la esperanza de localizar testimonios que avalen sus sospechas para poder sentar en el banquillo a los supuestos responsables.
Los cuatro progenitores se hacen la misma pregunta: «¿Cómo no nos dimos cuenta?». «Si nos contaba todo, o eso pensábamos nosotros», dice José María sobre su hijo, el menor de tres hermanos. «Pensaba que lo conocía perfectamente, que lo sabía todo», corrobora su madre. «Mi hija no estaba deprimida, ni triste. Le tuvo que pasar algo el día antes y dijo 'se ha acabado'», apunta José Manuel sobre Kira. En ambos casos, el colegio les dio la espalda.
Ni suspender las clases, ni una misa, reprochan, ni intención de investigar si el detonante de ambas muertes guardaba relación con el entorno escolar. Tampoco después de que los padres de Kira encontrasen un mensaje en la intranet del centro, dirigido a su hija, con el texto: «Muere», días después del suceso. El resto de mensajes se habían eliminado. Los Mossos aún tienen en su poder el teléfono de la niña para determinar si pudo recibir algún tipo de amenaza.
Solo hace unos días, otra madre, Pilar, denunció que su hija de 14 años, también alumna del Pare Manyanet en Sant Andreu, intentó quitarse la vida al ser víctima de acoso escolar. El suicidio es la primera causa de muerte no natural en Cataluña, y la segunda en los jóvenes entre 15 y 29 años. «Tiene que haber un plan nacional de prevención», clama el padre de Kira, consciente de que al explicar su caso, puede evitar muchos otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario